Toca apretarse el cinturón

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El cinturón es una de las prendas determinantes en un look. Hay accesorios (para mí sobre todo cinturones y gorras) que pueden hacer glamouroso un outfit que de otra manera quedaría soso.

Anchos, finos, a la cintura o a la cadera y de infinidad de materiales; nos los llevamos enroscando desde la época clásica, cuando las griegas se ceñían con gran habilidad sus vaporsas túnicas con estos elementos.

Parece ser que por fin hemos abandonado la idea que lleva asentada entre nosotros mucho tiempo. Hasta no hace mucho nos empeñábamos en deslizar el cinturón hacia la cadera, y esto hacía perder un poco de sentido a esta prenda. Tal vez en esto tenga algo que ver esa tendencia que hacía perder centímetros en la cintura a nuestros vaqueros, bajándolos hasta la cadera.

Esta primavera el cinturón vuelve a su sitio, ni por debajo del pecho, ni en la cadera. Por fin vuelve a la cintura, como su ropio nombre indica, ajustando chaquetas y rebecas a nuestro cuerpecito.

Los más vistos, en pasarela y en la calle, son cinturones finos de cuero, en su color natural, ya sean trenzados o lisos.

Los cinturones cobran protagonismo cuando se combinan con faldas a la cintura y camisetas básicas (utilizando colores neutros tanto en la falda como en la básica se consigue que el cinturón sea el elemento estrella del outfit)

Esto no quita para combinarlos con otro tipo de faldas o vestidos. Es muy común verlos en las tiendas junto a faldas estampadas con liberty, ya que sirven para contrarrestar el excesivo romanticismo que pueden aportar estas piezas entre sus flores y sus volantes.

Es una prenda fundamental, a la que le podemos sacar mucho partido y mucha rentabilidad. Con un cinturón se puede poner de actualidad cualquier look clásico.